sábado, 17 de junio de 2017

Proyecto marco "ENTRAÑAS"

PROYECTO “ENTRAÑAS”
MARCO PARA EL DESARROLLO Y LA EDUCACIÓN
DE LA ESPIRITUALIDAD CRISTIANA
COLEGIOS VIATORIANOS DE LA PROVINCIA DE ESPAÑA
“Dejad que los niños vengan a mí y no se lo impidáis”. (Marcos 10, 14)

“Sin la oración toda acción corre el riesgo de quedarse vacía y el anuncio finalmente carece de alma. Jesús quiere evangelizadores que anuncien la buena noticia no sólo con palabras sino sobre todo con una vida que se ha transfigurado en la presencia de Dios”. (Papa Francisco, E. G. 259)
1. PREÁMBULO
La escuela educa y eso significa que ayuda a sacar afuera lo que hay en el interior de uno mismo. Tenemos el deber de ayudar, acompañando, a ahondar en nosotros mismos y así despertar la dimensión espiritual.
Como Escuelas Viatorianas señalamos que: “El colegio viatoriano, como estructura al servicio de la evangelización de la Iglesia, ofrece y propone un programa educativo integral, en el que presenta la persona y el mensaje de Jesús de Nazaret como modelo de plenitud; por tanto, de felicidad. Invita a cada miembro de la Comunidad Educativa a trabajar esta dimensión. Para ello:
  • Promueve el desarrollo de la dimensión religiosa de la persona, y la apertura a la trascendencia, en todos los componentes de la comunidad educativa -sean creyentes o no-, mediante:
-   La educación de la interioridad y el desarrollo de la competencia espiritual.
-   La educación en valores y actitudes humanas que nos abren a los demás.
-   Una actitud de apertura y respeto a otras confesiones cristianas (ecumenismo) y a otras religiones (diálogo interreligioso), así como con los no creyentes.
  • Ofrece un primer anuncio del Evangelio que favorezca una verdadera experiencia personal de fe, mediante:
-   La presentación significativa del camino abierto por Jesús de Nazaret y la Virgen María.
-   El contacto asiduo con la Palabra de Dios.
-   La interpretación de la realidad individual y social desde claves evangélicas.
-   La oración personal y comunitaria, momentos de celebración litúrgica y convivencias cristianas.
-   Encuentros específicos con otros creyentes y comunidades cristianas”.[1]
Hablar de un Marco para el desarrollo y la educación de la espiritualidad cristiana en los colegios viatorianos de la Provincia de España es dar a entender la existencia de una propuesta de referencia común, que unifica e intenta orientar el trabajo de esta educación.
Dentro de este Marco se moverán las concreciones que se lleven a cabo en cada uno de los centros teniendo presentes el contexto, las circunstancias y posibilidades de cada colegio.
En definitiva, la interioridad y la espiritualidad son una dimensión constitutiva de toda persona y como tal necesita desarrollarse “hacia dentro” y “hacia afuera”. La cuestión está en el equilibrio entre oración y compromiso; entre contemplación y acción, ese que nuestro fundador, el P. Luis Querbes, condensó en esta máxima: “Para que en todo, adorado y amado sea Jesús”.

2. ALGUNOS TÉRMINOS Y SU SENTIDO
Interioridad
No tiene nada que ver con los rincones de espacio o tiempos específicos, sino con la dimensión profunda que tiene la vida. “Recia cosa sería que solo en los rincones se pudiese hacer oración”.[2] La mística verdadera consiste en descubrir que Dios está en el corazón de la vida, con sus dolores y gozos, sus jaleos y trajines.
Interioridad es vivir desde dentro y relacionarnos con el exterior desde lo profundo y auténtico, con capacidad para reflexionar, discernir, amar y optar en libertad personal y en solidaridad. Interioridad y exterioridad se complementan. Se opone a superficialidad y dispersión.
Espiritualidad
Es la “Dimensión profunda del ser humano que trasciende las dimensiones más superficiales y constituye el corazón de una vida humana con sentido, con pasión, con veneración de la realidad y de la Realidad”[3]. Tiene que ver con la “Forma de vivir de aquellos que se dejan guiar por el Espíritu de Dios”[4]. También es la “Forma de vida que se deja llevar por el Espíritu de Cristo“[5].
Competencia espiritual
“La inteligencia espiritual es la raíz de la vida espiritual, pero la espiritualidad no es la religiosidad. La vida espiritual es búsqueda, inquietud, anhelo de sentido, camino hacia lo desconocido, autotrascendencia”[6].
La competencia espiritual consiste en la toma de conciencia del propio mundo interior y de la necesidad de cultivarlo. Configura toda la persona y todas sus actuaciones. Una persona “espiritualmente competente” es aquella persona capaz de situarse ante la vida desde un fundamento y con un horizonte.                                                      
Religiosidad
Ésta tiene que ver con el concepto de religación y presupone el reconocimiento de una alteridad. “La religiosidad expresa la capacidad de religarse que tiene el ser humano, de vincularse a un Ser que reconoce como distinto de sí y con el que establece alguna forma de comunicación. Religación es vínculo, comunicación, reconocimiento de la alteridad. La vida interior y espiritual pueden desembocar en la religación. La religiosidad no es la confesionalidad, porque ésta consiste en la libre identificación con un credo religioso e incluye el sentido de pertenencia a una comunidad de fieles y la práctica de determinados rituales”[7].

3.  DIMENSIONES DE LA EDUCACIÓN INTEGRAL
Una educación integral es la que desarrolla en plenitud todas las dimensiones de la persona. La Propuesta Educativa Viatoriana[8] recoge estas dimensiones y entiende que para la educación de la interioridad todas esas dimensiones son importantes y han de ir creciendo y desarrollándose desde un centro: la experiencia interior de la persona.
Dimensión personal
“El colegio viatoriano, como estructura al servicio de las personas, ofrece y propone un programa educativo integral, para formar personas según el modelo del Humanismo Cristiano”.[9]
Esta dimensión comprende todo lo relacionado con el cuerpo, como forma de expresión del mundo interior para lo que nos apoyaríamos en las diferentes herramientas de las que el ser humando dispone: expresión oral y escrita, plástica, musical, coral y relajación. Educar esta dimensión supone trabajar el cuerpo por medio de técnicas de relajación, consciencia corporal, ejercicios de estiramiento, ritmos respiratorios, danza, expresión corporal… etc. Desde aquí se intenta potenciar el equilibrio físico y la unificación del cuerpo con el mundo interior de la persona. Abarca todo lo relativo al pensamiento y a las emociones y sentimientos.
En esta dimensión también se trata de ayudar a lograr la integración mental y emocional a través de las dinámicas, de la reflexión personal, del diálogo y del acompañamiento individual. El trabajo de la misma nos permitirá el autoconocimiento, el descubrimiento de la individualidad del otro y del Otro.
Dimensión Social
“El colegio viatoriano, como estructura al servicio de la sociedad, ofrece y propone un programa educativo integral, para la construcción de un mundo mejor según la Doctrina Social de la Iglesia”[10].
En la interacción con los otros la persona los descubre. Los procesos de apoyo, la ayuda mutua, el cuidado de quienes se encuentran en situaciones de debilidad, el trabajo por la promoción y el respeto de la dignidad humana cuando se integran en la construcción del propio proyecto vital se convierten en elementos imprescindibles para la autorrealización y llegar a vivir una vida plena.
“La interioridad cristiana no puede concebirse sin esta dimensión social del ser humano, pues es la que fundamenta nuestra espiritualidad comunitaria, haciendo de los demás, especialmente del prójimo necesitado, nuestros otros ‘yo’. Y es en comunión con los otros y en relación con ellos como descubrimos juntos el paso de Dios por nuestras vidas”[11].
Dimensión Espiritual
“El colegio viatoriano, como estructura al servicio de la evangelización de la Iglesia, ofrece y propone un programa educativo integral, en el que presenta la persona y el mensaje de Jesús de Nazaret como modelo de felicidad”.[12]
Abarca todo lo relacionado con la capacidad de hacerse preguntas profundas, sobre el sentido de la vida, sobre las motivaciones profundas de nuestra conducta, sobre la capacidad de admiración y la sensibilidad y apertura hacia lo trascendente… partiendo de la experiencia interior. A ello ayudan los ejercicios de escucha, silencio, meditación. En el centro de la persona se halla el espacio más íntimo de encuentro con uno mismo, de encuentro con Dios. De encuentro con Jesús de Nazaret.
4. LA COMPETENCIA ESPIRITUAL ESCALONADA EN CUATRO NIVELES[13]
La competencia espiritual se pone de manifiesto en la capacidad de hacerse preguntas profundas, de preguntarse por el sentido de la vida, con la finalidad de sorprenderse y comprometerse con la realidad del mundo, para trabajar la dimensión trascendente de la existencia y optar por un compromiso vital desde la experiencia creyente. Esta competencia se plantea de forma escalonada:
4.1. Competencia espiritual básica
Responde a la búsqueda de sentido:
·        Identificación de valores: qué es lo más importante para mí.
·        La conciencia de sí, el autoconocimiento e introspección.
·        La personalización y racionalización del valor de cada persona.
·        Los sentimientos de admiración y posicionamiento ante la belleza, la bondad, la justicia, etc.
·        Una vida humana con sentido, pasión, veneración de la realidad, etc.
En definitiva: Opciones vitales enraizadas en lo más profundo de uno mismo.
4.2. Competencia espiritual trascendente
El ejercicio de esta competencia conlleva:
·        El sentido de admiración, maravillarse, la apertura ante lo que me desborda, el misterio, ir más allá de lo que podemos ver y razonar.
·        La búsqueda de sentido y de finalidad en las experiencias humanas, la pregunta del por qué y del sentido de la vida.
·        La creatividad para expresar pensamientos y sentimientos íntimos.
·        El trabajo de la capacidad de experimentación de sentimientos de transcendencia y de la potencialidad.
·        Disposición humana hacia lo absoluto y trascendente.
·        Conmoverse ante el misterio de las cosas.
·        Situarse ante sí mismo, significado de la vida, muerte, destino.
En definitiva, opciones vitales que abren a los otros.
4.3. Competencia espiritual religiosa
Esta competencia se desarrolla:
·        Al interrogarse y plantearse la necesidad de un ser Absoluto que nos trasciende.
·        Al confesarse creyente.
·        En la apertura y búsqueda de la verdad.
·        Y lleva consigo el vivir las manifestaciones religiosas; para ello lo religioso ha de tener espacios (privados y públicos) que sean respetados.
En definitiva, opciones vitales que abren al Totalmente Otro.
4.4. Competencia espiritual religiosa cristiana
El cultivo de esta competencia presupone estos tres niveles:
·        El conocimiento de la persona de Jesús y de lo cristiano en sus diversos aspectos históricos y humanos.
·        Interrogarse acerca de la verosimilitud de que Jesús de Nazaret es algo más que un personaje histórico.
·        La propuesta explícita de la fe lleva que al descubrimiento de Jesús desde la fe y a entablar una relación personal con él.
En definitiva, opciones vitales en sintonía con la propuesta del Dios de Jesucristo.

5. LA ESPIRITUALIDAD VIATORIANA[14]
Nuestra misión con los niños y jóvenes es contribuir a su educación integral y, según nuestro ideario y carisma, fomentar su competencia espiritual y posibilitar procesos de crecimiento en la fe para que les lleven a sentir y vivir su identidad cristiana.
Identificados con un estilo propio, educamos la espiritualidad al trabajar los rasgos de la pedagogía viatoriana.
El P. Querbes vivió una espiritualidad bíblica, fundamentada en la Palabra de Dios. Jesús invita siempre a la fe, a la exigencia y a la entrega. Nuestro Fundador respondió a tal llamada. Une de verdad adoración y amor; por esto se compromete en la misión.
El evangelio de Juan resume y concentra la vida cristiana en dos verbos: creer y amar. El P. Querbes vivió con profundidad esos dos verbos. La fe y el amor iluminan su vida entera. Su espiritualidad se caracteriza por estos cuatro rasgos:
Una “fe viva e ilustrada”
En la espiritualidad del P. Querbes, el elemento que se puede considerar como primero es, sin duda alguna, su “fe viva e ilustrada”. Es una fe que tiene en cuenta la realidad de la vida. La lectura de la realidad humana mirada con fe, es lectura de los signos de los tiempos.
Es, por tanto, una fe que pide alimentarse a través del estudio constante y cada vez más hondo de la Palabra de Dios, palabra de verdad que permite estar a la altura de las exigencias, en una época edificada sobre el racionalismo, y que garantiza la preparación adecuada para la exposición de la catequesis.
“Dios proveerá”
En esta frase descubrimos la esperanza del P. Querbes. En tiempos del Fundador se habla poco de la esperanza. Sin embargo, él vive profundamente esta virtud. Él la expresa en términos de “confianza en la Providencia”, no para dar una explicación fácil de los acontecimientos, sino para indicar el cuidado que Dios tiene de las personas: esto empuja tanto al compromiso como a la prudencia.
Cuando se le acumulan toda clase de pruebas: problemas financieros, físicos, morales, siempre se da la misma reacción: “Dios no nos fallará”. En las pruebas, se conoce a los fuertes, los que no se dejan vencer por la desesperanza.
“Celo ardiente y desinteresado”
Este celo es la caridad en su expresión amplia: el ágape cristiano que se caracteriza por la gratuidad, el desinterés. En Querbes, debido a su temperamento, se reviste de tal ardor “que nunca obra por rutina o por costumbre... y teniendo en cuenta su sencillez y su humildad, este celo no tiene más objetivo que la gloria de Dios y la salvación de las almas... es indiferente ante los elogios o las distinciones honoríficas, y se compromete sin desánimos y sin flojeras a lo que haya que hacer...”. Hasta tal punto que le es casi imposible rechazar las peticiones de ayuda, fueran las que fueran, incluso las que venían de ultramar. La indiferencia religiosa que le rodea hace nacer en él la voluntad de servir, no con incoherencia sino como respuesta a los signos de los tiempos. Su forma de ser empalma bien con lo que dice san Francisco de Sales: El amor debe llegar hasta convertirse en celo.
Este celo que le devora es el que recomienda a sus catequistas como virtud de base, inmediatamente después de la “fe viva e ilustrada”. Es la aplicación concreta de lo que quiere que se descubra por medio de la fe.
“Adorado y amado sea Jesús”
Este lema lapidario, usado por nuestro Fundador, sería como la expresión de un estado de madurez y la unificación de una experiencia espiritual. Teniendo en cuenta el movimiento cristológico de su tiempo, el P. Querbes centra su vida y define la misión que va a dar a los catequistas: adoración y acción, oración y misión, liturgia y catequesis. La invitación al “celo” se deriva del “sentimiento de la Presencia de Dios”. Ahí estamos en la más pura tradición bíblica: “Adorarás al Señor tu Dios, y a él sólo servirás” (Mt 4, 10).
Encontramos esta expresión en sus escritos a partir de 1830. Esto nos indica que la relación entre adoración y amor a Jesús brota muy pronto en nuestro Fundador y acompaña el nacimiento de la Sociedad. Esta orientación cristológica se acompasará poco a poco con la otra divisa de contenido más misionero: “Dejad que los niños se acerquen a mí”. Se subraya más la contemplación que la acción. El P. Querbes vivió para que Jesús “sea adorado y amado.”
Se vive la contemplación en el encuentro con el Dios que está en los pequeños y en los pobres, en la misma realidad de los acontecimientos. Escuchando la Palabra de Dios se profundiza en contemplación. Todo está anclado en la fe. En la misión de los catequistas, todo proviene del amor que lleva al servicio de Dios y de los hermanos.

6. LA EDUCACIÓN DE LA ESPIRITUALIDAD
Como en el caso de cualquier otra facultad humana la educación de la inteligencia espiritual exige esfuerzo y constancia[15]. En la inteligencia del niño aparecen muy pronto las preguntas sobre los misterios de la vida. “El ‘porqué’ no tiene final hasta que no se le conduce a la fuente de todo ser y de toda verdad, donde toda pregunta encuentra su paz”.[16]
¿Qué quiere decir educar la espiritualidad?
Educar la espiritualidad es un proceso de desvelamiento que forma parte del desarrollo integral de la persona, de su condición de ser. Educar la espiritualidad es acompañar al niño, joven, o adulto a descubrir su mundo más íntimo, su potencial interior. Es ayudarle a que descubra el tesoro que tiene escondido para que pueda interpretar los contextos de su vida y hacerse sensible a los valores, a las preguntas de fondo sobre el sentido de la vida, a poner nombre a aquello que experimenta, aceptando con sencillez las propias capacidades y limitaciones. “Merece la pena recordar que no se debe confundir la educación de la inteligencia espiritual con la iniciación a la fe. La iniciación a la fe, a formar parte de una comunidad religiosa y a practicar sus ritos y celebraciones, exige una educación de la inteligencia espiritual.”[17] Evidentemente, la educación de la espiritualidad no rehúye la educación de la fe, algo propio del carisma viatoriano.
La pregunta del ser humano por Dios pertenece a la esencia del hombre. “La espiritualidad es precisamente esta búsqueda, mientras que la religiosidad es el reconocimiento de un Ser superior del que proviene todo cuanto existe... La religiosidad es intercambio y transferencia de sentimientos y de pensamiento, un reconocimiento mutuo y una mutua benevolencia”.[18]
¿Quién educa la espiritualidad?
La espiritualidad es una experiencia que se contagia. Toda persona implicada en el proceso educativo de los niños y jóvenes puede incidir en el trabajo de la interioridad desde diferentes ámbitos. Todo el claustro es agente de la educación de la interioridad. No son “cosas de los de pastoral”[19].
El educador acompaña el crecimiento del niño o del joven, ayuda a sacar lo que hay dentro: sugiriendo, apoyando, animando, orientando, estimulando, insinuando… favoreciendo que los alumnos recorran un camino personal, siguiendo su propio ritmo y descubriendo su propia identidad. Para hacer este acompañamiento de búsqueda, el educador necesita igualmente volver la mirada hacia su interior y hacer la experiencia. Si se vive, se transmite. ”Los profesores deberán haber hecho experiencia de las diversas metodologías. Sólo se puede enseñar lo que se conoce”.[20] Hacen falta referentes que ayuden a los alumnos a aprender a conmoverse ante la grandeza que hay, el misterio que vive en todo aquello que existe.[21]
 ¿Dónde y cuándo se educa la espiritualidad?[22]
Las materias curriculares inciden en todas las competencias básicas desarrolladas en la escuela. Así, pues, la competencia espiritual es un gran espaldarazo para educar la interioridad desde los diferentes ámbitos y áreas de la escuela. Hay momentos o ámbitos en que el educador puede provocar y crear situaciones a través de las cuales desvelar y desarrollar las capacidades idóneas para la educación de la interioridad. Por otra parte, el educador ha de estar atento y abierto a las oportunidades extraordinarias que le ofrece el día a día con los niños y jóvenes. En la realidad escolar se dan diferentes momentos para educar la interioridad, momentos curriculares y momentos especiales. Por tanto, los ámbitos de intervención son tan variados como: espacios concretos y específicos de trabajo de interioridad, asignaturas, diversas actividades de pastoral, trabajo con las familias, etc.                                                          
¿Cómo se educa la espiritualidad?
En el fondo, la pregunta es: ¿cómo llevar a cabo en una escuela viatoriana la educación en la espiritualidad? Entendemos que esta formación se realiza en forma de proceso, de camino. Es importante no confundirlo ni con la iniciación en la fe, o con prácticas o celebraciones religiosas, ni tampoco con la trasmisión de un saber, sino como un conjunto de actividades que susciten y despierten el sentir espiritual, gracias al cual la persona descubre el tesoro que lleva dentro y aprende a vivir para los otros.[23]
En este punto seguimos las orientaciones siguientes:[24]
ITINERARIO DE UNIFICACIÓN DE LAS DIMENSIONES (del exterior al interior):
Viaje a la interioridad a través de un itinerario constituido por etapas, que va desde la más externa (corporal) hacia la más profunda, donde “el hombre se siente a solas con Dios” (GS 16).  Proporcionar una experiencia de camino hacia el interior que ayude a cuidar y desarrollar las distintas dimensiones de su persona. Para ello, crear un tiempo y un espacio concreto, o reconvertir, desde la perspectiva de la interioridad, actividades que ya se llevan a cabo (Plan de acción tutorial, talleres de oración, celebraciones, mediación escolar, etc.).
ITINERARIO DE INMERSIÓN (de la cabeza al corazón):
En este camino integramos cuatro elementos básicos (pedagogía del silencio, la sencillez de recursos, la repetición de ciertos procesos y la cualidad del esfuerzo); se trata de aprender a introducir en el ritmo ordinario unos hábitos de interiorización a través de experiencias breves que posibilitan un nuevo modo de relacionarse con la realidad. Desde cada asignatura, aprovechando los recursos que van apareciendo, ofreciendo lenguajes de interioridad sencillos en tiempos muy reducidos.
COMBINACIÓN DE LOS DOS ITINERARIOS anteriores:
Quizás sea el camino ideal ya que implica a más personas y ofrece más posibilidades de profundización y adecuación al contexto escolar.
Será la opción del centro y su capacidad y disponibilidad de recursos, sobre todo de personas, lo que aconsejará el modo como se ha de proceder en cada uno de los centros viatorianos.
Estudiado y aprobado por el Comité de Pastoral Educativa y Escolar
Sesión 2ª. Viernes, 2 de junio de 2017
Estudiado y aprobado por el Equipo de Titularidad
Sesión 65ª. Viernes, 9 de junio de 2017
Estudiado y dado el visto bueno del Consejo Provincial
Sesión 16ª. Viernes, 16 de junio de 2017




[1] Carácter Propio Colegios Viatorianos de España. Valladolid 2013. p 6
[2] SANTA TERESA DE JESÚS. Fundaciones 5, 16. Madrid 2008
[3] ESCUELAS CATÓLICAS, “Reflexiones en torno a la competencia espiritual”, Madrid, 2008
[4] PENO, Óscar Alonso, “Acompañar. El acompañamiento pastoral a los adolescentes en la escuela“, 2008, p. 27
[5] E. ALBURQUERQUE, “Espiritualidad de lo cotidiano”, Misión Joven 340 (2005), p. 3
[6] TORRALBA, F, ”Inteligencia espiritual”, Plataforma Editorial, 2011, p. 175
[7] Ídem, TORRALBA, p. 175
[8] Carácter Propio Colegios Viatorianos de España. CSV. Valladolid 2013. pp 4-6
[9] Ídem. CSV. p 4
[10] Ídem. CSV. p 5
[11] PIERA GOMAR, M., “Educar en el silencio y en la interioridad”, CCS, 2012, p. 17
[12] Carácter Propio Colegios Viatorianos de España. CSV. Valladolid 2013. P 6
[13] ESCUELAS CATÓLICAS, “Reflexiones en torno a la competencia espiritual”, Madrid, 2008
[14] Clérigos de San Viator. La Espiritualidad Viatoriana. Roma 2007. pp 6-11
[15] TORRALBA, F., “Inteligencia espiritual”, Plataforma Editorial, p. 302
[16] Ídem, TORRALBA, p. 305
[17] Ídem, TORRALBA, p. 312
[18] Ídem, TORRALBA, p. 313
[19] ANDRÉS, E. “La educación de la interioridad” CCS, 2009. p. 44
[20] Ídem, ANDRÉS, E. p. 44.
[21] AA.VV. “La interioridad, un paradigma emergente” PPC, 2004, p. 115: “Escribió San Alberto Magno: Hay tres tipos de plenitud: plenitud del vaso, que retiene pero no da; la del canal que da pero no retiene; y la de la fuente, que retiene y a la vez da. Hay hombres-vaso, que tienen pero no comparten, espléndidos pero estériles. Hay hombres-canal, que dan de forma vital pero quedan vacíos. Y hay hombres-fuente, que dan sin vaciarse, riegan sin disminuir, ofrecen sin secarse” (La interioridad, un paradigma emergente” PPC, 2004, p. 115).
[22] Marco de espiritualidad. Provincia Marista Mediterránea. Granada, 2013. p 16
[23] TORRALBA, F., “Inteligencia espiritual”, Plataforma Editorial, p. 308 y 313
[24] CARMEN JALÓN. Asociación Horeb. http://descubretuinterioridad.com